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(ca) Italy, Umanita Nova #26-25 - La larga estela del patriarcado. Reflexiones sobre las opresiones (de, en, it, pt, tr)[Traducción automática]

Date Fri, 31 Oct 2025 08:00:41 +0200


Esclavitud, Matrimonio, "Precio de la Novia" - Desde que se formaron los gobiernos, es decir, el poder político de unos pocos para imponer su voluntad a tod*s, algunos seres humanos han caído bajo el control de la voluntad de otros, en las formas generales que Hegel analizó impecablemente en sus célebres páginas sobre la Señoría y la Servidumbre. Además del dominio de clase, una de estas formas de jerarquía humana ha sido el dominio del varón sobre la mujer y, a menudo, también sobre quienes portaban intereses sexuales minoritarios. Estas formas de dominación jerárquica casi siempre se entrelazaron entre sí; el ejemplo clásico es el vínculo entre la esclavitud y el dominio masculino sobre la mujer. Una huella de ello está en la etimología del término "matrimonio", tal como la define la prestigiosa Accademia della Crusca: "La palabra italiana matrimonio proviene del latín matrimonium, formado por el genitivo singular de mater (es decir, matris) unido al sufijo -monium, relacionado, de manera transparente, con el sustantivo munus 'deber, tarea'".

Ya expresado en estos términos, se hace evidente cómo el matrimonio fue concebido desde la antigüedad histórica como una imposición a la maternidad, como la obligación de dar hijos al varón. Más allá de la estricta etimología académica, resulta interesante señalar que el sustantivo munus guarda cierta semejanza y sonoridad con el término latino moneta (dinero), lo que nos remite al mecanismo de la dote: el "precio de la novia" que la familia de la mujer entregaba, en diversas formas, al esposo y/o a su familia. En la práctica, era un regalo adicional que la familia de la novia -reconocida como propietaria del factor de reproducción y única con poder decisorio sobre su destino- hacía a la familia del esposo, normalmente para construir y/o reforzar alianzas intrafamiliares.

En definitiva, el vínculo originario entre esclavitud y matrimonio de la mujer es evidente y ha perdurado milenios: no debemos olvidar -algo que demasiad*s hacen- que la libre elección femenina, el "matrimonio por amor", es un fenómeno recentísimo, así como el rechazo de la pedofilia y la no represión de formas de sexualidad "no conformes". Fenómenos, además, no solo recientes sino tampoco universalmente difundidos en el planeta, que se han ido desarrollando gradualmente a partir del Iluminismo radical y, sobre todo, con la difusión del movimiento obrero y socialista con su cultura igualitaria específica. Sobre esto volveremos más adelante.

Delitos de Honor
La relación entre esclavitud y matrimonio también es evidente en la legitimación legal -durante milenios y desaparecida solo muy recientemente- del homicidio del esclav* o de la esposa "fugitiv*". La lógica de tal legislación es clara: esclavs y/o esposas eran propiedad de otra persona, que tenía derecho de vida o muerte sobre ells, un derecho ejercido cuando el propietario se sentía "ofendido" en su autoridad: matando a quien había huido de sus obligaciones, el asesino recuperaba el honor perdido ante los otros propietarios dominantes.

Esta forma de asesinato legalizado también duró milenios: los propietarios de esclav*s y las familias "deshonradas" tenían el derecho indiscutido de recuperar su honor perdido mediante el homicidio. Esta práctica comenzó a desaparecer gradualmente con el Iluminismo y, sobre todo, con el movimiento obrero y socialista: primero se redujo a una "atenuante" -el llamado "delito de honor"- y finalmente fue abolida por completo; en Italia, esto ocurrió en 1981. En algunos países del mundo aún existe.

En la práctica, el llamado "feminicidio" actual puede interpretarse, por un lado, como una nostalgia de un mundo pasado y, por otro, como la persistencia del sentido de propiedad sobre quien se considera "propia" esposa o prometida. Con frecuencia, los machistas militantes (ver definición en https://pasionaria.it/maschilisti-web-maschilismo-sessismo) aluden al número relativamente bajo de feminicidios en Italia para negar que se trate de una "emergencia social". El problema es que incluso un feminicidio por siglo sería demasiado: no porque se persiga un imposible número cero de delitos, sino porque este tipo de asesinato indica la persistencia de una mentalidad que, si se deja crecer, nos devolvería a relaciones sociales que durante milenios produjeron enormes sufrimientos, de los cuales el feminicidio es solo la punta del iceberg.

Otro argumento frecuente de los machistas militantes es que no existen solo casos en que un hombre mata a una mujer por los motivos clásicos del feminicidio, sino también casos inversos: mujeres que matan hombres, mujeres que matan mujeres o hombres que matan hombres por motivos similares, y que estos casos no reciben cobertura mediática. Obviamente, esto es cierto; el problema -más allá de la proporción del fenómeno- es que todos estos otros casos son variantes del feminicidio, donde el sentido de propiedad patriarcal del hombre sobre la mujer se ha manifestado al revés de lo habitual o se ha infiltrado en relaciones homosexuales.

Conquistas y Retrocesos
Otra afirmación común en la retórica de los machistas militantes es que en los países occidentales el fenómeno no solo del feminicidio sino también de la discriminación sexista hacia mujeres y homosexuales ha desaparecido prácticamente, y que las feministas deberían preocuparse por la situación de las mujeres y personas homosexuales en naciones donde todavía persiste. Aceptando gustosamente la invitación a la solidaridad internacional entre explotads y sometids, les señalamos, sin embargo, que en Occidente liberal las conquistas de explotads y oprimids no fueron en absoluto creación de sus valores, sino resultado de la rebelión contra ellos: las raíces judeocristianas forman parte plena de la tradición nefasta antes descrita -la idea de que el cristianismo fue contrario a la esclavitud y a la subordinación de mujeres y personas "no conformes" es una fábula, difundida solo en tiempos muy recientes (durante muchos siglos se enorgulleció de lo contrario). Y en cuanto al pensamiento liberal al que a menudo apelan, recordemos que fue fundado por un comerciante de esclavos...

Las conquistas de proletarios y personas de todo tipo ocurrieron no gracias a los "valores occidentales", sino contra ellos. Occidente liberal -sin mencionar sus derivas autoritarias- respondió a las demandas de mayor igualdad y derechos civiles con cañonazos, cárcel, tortura y muerte para millones de personas. Quienes condujeron estas batallas y sufrieron la represión fueron individuos de todo género, animados por ideologías antioccidentales: primero el Iluminismo, especialmente en sus corrientes más radicales, y luego, sobre todo, el movimiento obrero y socialista en sus componentes más avanzadas.

Desde el final de las Resistencias, cientos de millones de personas llenaron plazas y conciencias en todo el mundo, logrando innumerables avances en igualdad política y social y en libertades individuales. Lamentablemente, desde mediados de los años setenta del siglo pasado, la fuerza de estos movimientos ha ido disminuyendo y, en consecuencia, todas estas conquistas se han erosionado gradualmente.

Decíamos que el feminicidio no debe leerse solo en términos cuantitativos, ya que es señal de la enésima voluntad de regreso al pasado: un posible próximo paso de la restauración jerárquica podría ser precisamente el restablecimiento, de derecho o de hecho, del delito de honor. Y no es una exageración hiperbólica: basta retroceder unas pocas décadas para ver cómo una enorme cantidad de derechos que se consideraban inalienables desaparecieron y fueron sustituidos por normas que se creían enterradas en el pasado. Manteniéndonos en el cruce entre dominio de clase y patriarcado, la abolición del artículo 18 del Estatuto de los Trabajadores -algo que pocos han señalado- significó también la reintroducción de la posibilidad de chantaje sexual por parte de patrones hacia subordinad*s.

Qué Hacer
La jerarquía política y social -el dominio de unos seres humanos sobre otros- nunca ha abandonado voluntariamente su existencia. Como decía Errico Malatesta:

"Celosos de sus intereses presentes e inmediatos, corroídos por el espíritu de dominación, temerosos del porvenir, ellos, los privilegiados, son, generalmente hablando, incapaces de un impulso generoso, incapaces incluso de una concepción más amplia de sus intereses. Y sería una locura esperar que renuncien voluntariamente a la propiedad y al poder, y se adapten a ser iguales a quienes hoy mantienen sometidos. Dejando de lado la experiencia histórica (la cual demuestra que nunca una clase privilegiada se ha despojado en todo o en parte de sus privilegios, y nunca un gobierno ha abandonado el poder si no ha sido obligado por la fuerza o por el miedo a la fuerza), bastan los hechos contemporáneos para convencer a cualquiera de que la burguesía y los gobiernos pretenden emplear la fuerza material para defenderse no solo contra la expropiación total, sino también contra las más pequeñas demandas populares, y están siempre listos para las persecuciones más atroces, las masacres más sangrientas. Al pueblo que quiere emanciparse no le queda otro camino que oponer la fuerza a la fuerza."
(El Programa comunista anarquista).

Las conquistas obtenidas por la mayoría de la humanidad -hoy cada vez más erosionadas- fueron fruto de la lucha de cientos de millones de personas que se negaron a seguir siendo víctimas y contraatacaron, directamente y sin confiar en las instituciones. Recordemos cómo se logró en Italia la abolición del delito de honor y, más en general, de muchas prácticas patriarcales: los movimientos no apelaban a las instituciones, no se victimizaban, organizaban acciones directas como las rondas nocturnas feministas para garantizar la libertad de vida y deseos de mujeres y personas no conformes, y se enfrentaban continuamente -verbalmente y a veces no solo verbalmente- en todos los espacios públicos, en los lugares de trabajo, en escuelas y universidades contra cualquier atisbo de lógica patriarcal.

Estas luchas lograron arrinconar la mentalidad patriarcal e impedir en gran medida su expresión. Algo que se olvida es que en los años sesenta y setenta las violaciones y/o feminicidios eran casi exclusivamente obra de hombres de extrema derecha -baste pensar en el célebre caso del crimen del Circeo- o simpatizantes suyos, que veían sus acciones como una práctica de anticomunismo militante, más o menos consciente. Hoy, al haberse difundido sus ideas en la sociedad y ejercer un predominio ideológico, las violaciones y feminicidios han vuelto a ocurrir y a extenderse incluso fuera del ámbito de militantes y simpatizantes neofascistas.

Antes se decía "socialismo o barbarie" y, de hecho, así es. Nuestra renovada valentía y la recuperación de un predominio ideológico son el único camino posible contra el feminicidio -y no solo contra él. Por una sociedad definitivamente de seres libres e iguales.

Enrico Voccia

https://umanitanova.org/la-lunga-scia-del-patriarcato-riflessioni-sulle-oppressioni/
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